El proyecto LIFE GySTRA ha concluido en un estudio que existen importantes discrepancias entre las emisiones teóricas que debería tener un vehículo según sus etiquetas ambientales y las emisiones que tiene en realidad, lo que podría hacer que la Dirección General de Tráfico (DGT) se planteé la posibilidad de modificar la definición de estas etiquetas.

Las etiquetas ambientales de los vehículos son establecidas por la DGT mediante un sistema de clasificación de vehículos en función de su potencial contaminador. Esta clasificación va acompañada de un distintivo visual, una pegatina que debe colocarse en un lugar visible del vehículo. Estas etiquetas tienen ahora importantes consecuencias, ya que los organismos locales y regionales se ciñen a ellas para regular el tráfico y acceso de los vehículos por las vías públicas. De este modo, los vehículos pueden entrar en Zonas de Bajas Emisiones como en Barcelona o Madrid sólo si tienen una etiqueta que represente que el vehículo es suficientemente limpio.

Gracias a LIFE GySTRA, Opus RSE, socio del proyecto, ha podido comprobar que cuando los vehículos híbridos circulan en modo combustión (no eléctrico), sus emisiones pueden ser tan altas o mayores que las de los vehículos de combustión tradicionales.

Este hallazgo es muy relevante, porque no hay control alguno sobre cuándo, en qué trayectos o durante cuánto tiempo los vehículos híbridos circulan en modo eléctrico. Algunos estudios previos apuntan que, en algunas partes de Madrid, los vehículos híbridos enchufables con una autonomía eléctrica de más de 40km, en realidad circulan el 75% en modo combustión.

Debido a lo anterior, el año que viene se van a revisar las etiquetas ambientales en España, con el objetivo de reflejar mejor el potencial contaminante real de cada vehículo. Actualmente, las etiquetas no tienen en cuenta el peso o consumo de los vehículos. Por ello, por ejemplo, un utilitario gasolina muy pequeño con bajo consumo puede tener una etiqueta más penalizadora que un todoterreno con etiqueta CERO de elevado consumo, que realmente sea más contaminante.

El proyecto LIFE GySTRA, que ha realizado este estudio, en su compromiso con la movilidad sostenible en ciudades está trabajando en un sistema global para cuantificar, de manera precisa, las emisiones de vehículos en situaciones reales de conducción, no solo para controlarlas, sino para apoyar en la creación de una política para lograr su reducción.

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